Lo Popular en lo Cotidiano
En este largo proceso de formación de nuestra identidad como Nación, que comenzó antes de 1821, las representaciones artísticas elaboradas en el interior de nuestro país, ocupan un lugar importante.
Al inicio del periodo virreinal, el arte para iglesias y los adornos domésticos fueron traídos desde España, pero con el pasar del tiempo, las obras se fueron elaborando en talleres locales, donde las técnicas prehispánicas se mezclaron con los saberes occidentales. En los centros de poder provinciales como Huamanga, Cusco, Trujillo, entre otros, se fueron creando objetos de una importante originalidad, colorido, y diseño, a manera de interpretaciones de obras europeas, pero con un carácter totalmente peruano.
El proceso de independencia de nuestro país, ha sido estudiado por diversos investigadores haciendo hincapié en los personajes que dirigieron la gesta; pero muchas veces se ha dejado de lado al pueblo, a los actores sin nombre y a la vida cotidiana de dichos personajes en aquellas épocas.
Los artistas populares forman parte de los actores sin nombre, de lo cotidiano y lo reflejan en sus obras. Ellos han elaborado piezas en diferentes soportes, que nos muestran costumbres, ceremonias y procesos sociales de los pueblos a los que pertenecen. Toda esta vida cotidiana registrada en estas obras, se fue formando a lo largo de los siglos, aun antes del inicio de las luchas por la independencia y continúa hasta nuestros días.
Construcción de la Peruanidad
La construcción de nuestra identidad como peruanos es un proceso dinámico en continua formación y fortalecimiento. Dada la riqueza y extensa historia milenaria que compartimos, iniciamos este proceso identitario hace más de 200 años. Los primeros cronistas y posteriormente los viajeros, nos mostraron un mundo rico en saberes y costumbres, que significó el encuentro de dos mundos completamente diferentes.
Durante los primeros años del virreinato la organización socioeconómica de los nuevos territorios tuvo sus bases en las primeras leyes de derecho indiano. Las órdenes religiosas jugaron un papel fundamental en la organización del territorio y sus pobladores con la creación de las arquidiócesis, fueron los transmisores de la cultura occidental y encargados de la educación durante esos periodos.
Estos procesos no fueron estáticos, pues han sufrido diversas transformaciones y cambios durante más de 500 años, que han resultado en una original identidad. Los primeros tiempos no fueron fáciles, el acomodo a las nuevas formas de vida, a las nuevas leyes borbónicas, generaron las primeras revoluciones en la sierra del Perú, que afectaban la vida fuera de la ciudad. Se suscitaron revueltas, y la más significativa fue la de Túpac Amaru en el siglo XVIII hasta llegar a la independencia en 1821.
La construcción de la peruanidad se ha fortalecido por las acciones de diversos personajes, especialmente los anónimos, y los personajes con nombre propio. En la conformación de una literatura nacional y en la prensa, reconocemos a los pensadores que nos retaban a reflexionar sobre la realidad y el camino a seguir.
A lo largo de esos nuevos tiempos, nuestro territorio sufrió modificaciones en sus límites fronterizos. Una serie de conflictos con países vecinos, unos más complejos que otros, y acuerdos internacionales con y sin beneficios, delimitaron las fronteras del Perú de hoy.
La vida cotidiana es un componente fundamental que va reflejando nuestra forma de relacionarnos, de actuar y de sentir, que en suma muestra nuestras costumbres y la mirada de la sociedad que conformamos. En esta exposición resaltamos ese día a día que muestra el crecimiento de nuestras ciudades, el comercio, la economía, las actividades sociales, las celebraciones y las expresiones artísticas como el teatro y el arte.
Los acontecimientos que probablemente han unido especialmente a los peruanos, son las celebraciones que conmemoran la independencia. Las fiestas cívicas del centenario y el sesquicentenario, significaron un movimiento de la ciudadanía y del Estado en todo el territorio nacional.
En un largo proceso que llevó miles de años, desde el Arcaico hasta los Incas, las primeras sociedades fueron conformando un bagaje cultural que sentó las bases de nuestra identidad, una identidad multicultural que ocupó un territorio de características complejas por su gran biodiversidad y accidentes geográficos.
Las diversas zonas ecológicas que se distribuyen en nuestro territorio, fueron ocupadas y aprovechas por los antiguos pobladores en una dinámica armoniosa con su entorno. Obtuvieron de estas tierras todo lo necesario para su supervivencia y la materia prima para elaborar los objetos que han llegado hasta nuestros días, para contarnos sus historias.
Cuando visitamos los museos de arqueología, o leemos libros de arte prehispánico, nos conectamos con objetos que tienen tanto un carácter funcional como estético, pero sobre todo reflejan identidad. Los artesanos de las antiguas poblaciones se encargaron de difundir su identidad en objetos finamente elaborados, para conservar su memoria y diferenciarse de los otros. Estas identidades nos hablan de sus creencias, sus mitos, sus ritos, la forma de conectarse y relacionarse con el mundo que les rodeaba, con la naturaleza, con los suyos y con los foráneos.
La cosmovisión y las costumbres de nuestros antecesores, son los temas recurrentes en la iconografía de los objetos. Éstos están decorados con diseños naturalistas o con narraciones complejas y abstractas, que hacen referencia a sus creencias. La cotidianidad y costumbres se encuentran representadas en las escenas de actividades y en los retratos que hicieron de ellos mismos, mostrando el papel que desempeñaban en sus comunidades, sea como agricultores, tejedores u oficiantes de ceremonias.
Cada objeto se convierte en un legado de conocimientos y arte, de individualidades y comunidad, de escenas y narrativas que muestran las costumbres e identidad del grupo o la etnia. Toda esta materialidad la descubrimos en nuestro territorio, distribuida en diferentes áreas culturales, donde cada pueblo ha mostrado, a lo largo del tiempo, un estilo particular de elaborarla.
Esta multiculturalidad, de ayer y hoy, conforma nuestra cultura. La reflexión gira en torno a sabernos herederos de ella y reconocerla como el cimiento de nuestra peruanidad.