Los pobladores de Margana llevaron a cabo diversas actividades productivas para satisfacer las necesidades de alimentación, vestido y vivienda. Esto propició el desarrollo de manufacturas diversas, como la alfarería, la textilería y la orfebrería.
En Maranga existieron talleres, donde alfareros, con diferentes técnicas, elaboraron vasijas de cerámica destinadas a dos tipos de funciones: para la vida cotidiana y para los rituales. La producción de diferentes tipos de vajilla resolvió las necesidades del día a día de la población como el consumo y bebida (platos, cuencos, cántaros, botellas), la preparación de alimentos (ollas) y el almacenamiento (tinajas).
En la práctica de los rituales se materializaban las creencias, los mitos y a la sociedad, a través de la cerámica, sea esta escultórica o decorada con diseños complejos. Uno de los motivos más frecuentes encontrado, es el denominado “cara gollete”, que representa rasgos humanos en el cuello de cántaros y botellas.
La textilería de esta época alcanzó un grado óptimo de especialización; evidencia de ello es el hallazgo de cestos de tejedor con ovillos de hilo, copos de algodón, y diversos instrumentos como agujas, husos, piruros y pushcas. Entre los textiles confeccionados, se han encontrado mantos y unkus hechos de fibra de algodón y de camélido; la técnica empleada fue el telar de cintura.
Entre los objetos de orfebrería destacan los tupus, los alfileres y las agujas, además de una cantidad considerable de pinzas y placas (estas últimas estaban cosidas a ciertas vestimentas); todos ellos en aleaciones de plata o cobre.