Uno de los aspectos más notables de la cultura material recuperada en las excavaciones en Tablada de Lurín son las vasijas de cerámica. En el cuerpo de botellas, ollas y cántaros los artesanos modelaron figuras de serpientes, felinos, venados y distintos tipos de aves, relacionados con la fauna que habitaba el lugar.
La mayoría de estas vasijas escultóricas presentan una forma globular para representar el cuerpo del animal, aplicando y modelando las extremidades y la cabeza. Los detalles del rostro (ojos, nariz y boca) se lograron con la técnica de incisión, y en algunos casos el modelado de los dientes fue realizado con la aplicación de “pastillas” de arcilla.
Este tipo de cerámica, además de ser una manifestación artística, tiene como fin plasmar formas que reflejen contenidos significativos que acompañen a la persona muerta. Estos contenidos formaban parte de la cosmovisión andina de los antiguos pobladores.
Según este pensamiento, el mundo que circundaba la existencia de los seres humanos estaba dividido en tres niveles, representados por los animales que los habitan: el mundo de “dentro de la tierra”, representado por el ofidio; el de la superficie terrestre y las zonas silvestres, representado por el venado y el felino; y el mundo aéreo y celeste, representado por las aves.