Hemos seleccionado de nuestro acervo algunas piezas de cerámica procedentes de la costa prehispánica, que resaltan por su gran variedad estilística y cultural, reflejada en las bellas combinaciones de formas, diseños iconográficos, policromía y escultura.
La variedad estilística trasciende en el tiempo conservando los elementos que sintetizan las costumbres de los pobladores que habitaron las diferentes áreas culturales que hoy en día reconocemos y conocemos. Detrás de estas costumbres se encuentran las creencias, la cosmovisión, las relaciones sociales del grupo, la forma de relacionarse con los foráneos y con su entorno natural.
Las costumbres se han conservado en el tiempo, pero también se han transformado en una dinámica natural al paso de los años y en el contacto con sus contemporáneos. Se trata de un continuo aprendizaje, que ha afianzado identidades enriqueciéndolas con nuevos aportes, conocimientos y adaptaciones. Los pobladores de las culturas locales experimentaron estas transformaciones cuando por ejemplo las culturas Chavín, Huari e Inca llegaron a sus territorios, propiciando grandes cambios en las esferas de lo político, económico, religioso y social.
Los grupos étnicos, en un espacio y tiempo determinado, plasmaron en su cerámica un arte lleno de conocimiento ancestral con un estilo propio, y fueron los artesanos los encargados de conservar y difundir su legado cultural. Los estilos cerámicos son muy diversos y suelen ser el producto por dos procesos ligados con el trabajo creativo e innovador del artesano, cuando copia estilos foráneos de culturas presentes en su territorio, y cuando se moviliza a otras tierras integrando sus conocimientos a esos estilos.